Mieloma Múltiple: ¿dónde estamos y hacia dónde vamos?

El mieloma múltiple (MM) corresponde al 10% de todas las neoplasias hematológicas y, aunque su tasa de mortalidad va en descenso, continúa siendo incurable (1). Se han desarrollado numerosas estrategias terapéuticas de primera línea que prolongan la supervivencia global. En los pacientes elegibles a trasplante, el trasplante de células madre hematopoyéticas (TCMH) alogénico, aunque controvertido, sigue teniendo un papel preponderante en plena era de la inmunoterapia, ya que el TCMH es, hasta ahora, la única opción curativa. Por otro lado, los pacientes de alto o muy alto riesgo no siempre obtienen notables beneficios de las nuevas opciones terapéuticas, como explica el Dr. Sebastián Yantorno.

Si bien las opciones de tratamiento para el MM son cada vez más amplias y accesibles, la alta heterogeneidad de la enfermedad configura diferentes perfiles genéticos que, en los últimos años, han guiado la práctica clínica hacia una medicina más personalizada. En este contexto, un adecuado estudio genético y molecular de cada paciente podría significar una importante ganancia de tiempo en el tratamiento, ya que las anomalías identificadas pueden tener valor pronóstico y predictivo, como comenta la Dra. Irma Slavutsky.

De forma similar, el monitoreo cercano del paciente ayudará de forma considerable a la efectividad del tratamiento. La medición de la EMR es de gran utilidad para la adaptación de los pasos terapéuticos y, a día de hoy, existen diversas herramientas de gran precisión, como ha presentado el Dr. Bruno Paiva en el COMy 2022.

Finalmente, el futuro del tratamiento del MM muestra un amplio abanico de opciones gracias a las técnicas que ya se utilizan de forma más rutinaria en los centros hospitalarios y a los nuevos agentes que, en un contexto de medicina personalizada, sin duda mejorarán los resultados en los pacientes. En palabras del Dr. Jesús San Miguel, la adaptación temprana del tratamiento es clave y requiere de una caracterización molecular inicial precisa y de un monitoreo constante.

Autor: Esteban Sepúlveda

Referencia:

  1. Capalbo A y Lauritano C. Cancers. 2022;14:2965.